domingo, noviembre 26, 2006

La segunda peor columna que he escrito

En vistas de que puedo parecer reiterativo en lo que hace a mis columnas referidas al transporte colectivo de pasajeros, he ideado otro tema para tratar. ¿Acerca de que va a divagar ahora? Bueno, sobre el tiempo No en un tono “¡Qué tiempo loco! ¿No?” sino “Ya era hora de que llegaras. ¿Qué estabas haciendo?”. Es un lindo tema, aporta cuestiones filosóficas y provechosas y me permite hacer una enumeración. :p

1) El tiempo como ente inmoral y malicioso
Todos sabemos que en el fondo es un muchacho desagradable y resentido. Que a sabiendas de que su tarea nunca termina se divierte modificando nuestra apariencia. Cada momento que el recorre se asegura de que nos deje alguna marca. “Uh, ahí tienes un granito” “Ups, te quedó una cicatriz” “Opa, ahí te salió una arruga” “Jejeje, estás canoso titán.”

2) El tiempo: ácido y corrosivo
Hablo de como se asegura de que las diferencias en las edades se noten, porque cuando uno está madurando ella está en el punto justo. Porque cuando uno maduró, ella se cayó del árbol. Si, hablo de esas missis Robinson que sin duda hemos visto en algún momento. Lo peor es que si no se da esa desproporción, el rencuentro es tan bochornoso que no da para hacerse el interesante. La ilusión se rompe y es lo mismo que si ella se hubiera caído del árbol

3) El tiempo un rebelde sin causa, irritante y fastidioso
¿Se lo ven venir? Claro, eso mismo. Ah, no… Entonces este ítem refiere a la relatividad del mismo. Seguro, el hecho de que el desnaturalizado ese corre más rápido cuando la estás pasando bien o vas llegando tarde, y tan lento como puede (llega hasta casi detenerse) cuando estás aburrido como una ostra o esperando a alguien. Ni hablemos de si estas compitiendo por algo, porque se asegura de hacer ambas cosas a la vez…

4) El tiempo ese individuo fraudulento, ese embaucador
Esto sale a colación de la costumbre desleal del susodicho de no respetar lo pautado. Si uno establece un lapso para determinada actividad él se asegura de que dure más de lo estipulado. Incluso comete la bajeza de hacernos creer que será suficiente, que cumpliremos con ello, para que con dolor y vergüenza descubramos que no es así.

5) El tiempo y su afán de ser víctima de un crimen capital
Ojo, en este punto también tenemos culpa nosotros. ¿Por qué? Porque si estamos aburridos buscamos una forma de matarlo que le sea dolorosa y nos divierta, él desde luego que se deja pero… Ah, no quiero olvidarme de destacar el afán compulsivo que tiene de permitir que nos lo roben, más que nada a las personas importantes (“Te robo un segundito de tu tiempo”) y a quienes son partícipes de un rompimiento (“Me robaste los mejores años de mi vida”)

Bueno, la dejo por acá. Iba a ser más largo, pero no quise sobrecargar los diferentes puntos. De todos modos se aceptan sugerencias para mejorar ésta y futuras columnas.

sábado, noviembre 18, 2006

Delirio de un clima templado

Sábado dieciocho de noviembre de dos mil seis.

Corrían las dieciséis horas y veinte minutos cuando me encontraba en el ómnibus que vincula uno de mis lugares de trabajo con el otro. Leía atentamente los pasajes que escribió Dostoievski en el que es mi actual libro de viaje*. Además amenizaba el asunto con el inseparable radio portátil, la emisora, por causales que no he de aclarar, era Metrópolis FM y el programa, que no era tal, consistía en la selección musical de Henry Mullins (o cómo sea).
De golpe, amen de las nobles tribulaciones del alma de Alexiéi Karamázov, mis ideas se ven revolucionadas por “September” de Maurice White (”A ia, dancin in septemba). Comienzo a sincronizar mi cabeza y mi respiración con el tema, me doy cuenta de que es tarde, que ya me perdí, cierro el libro, lo guardo y me dispongo a disfrutar de la música. Claro que para ese entonces comenzaba a sonar otra canción igual de efervescente pero un tanto más depre… “Living Next Door To Alice” de Smokie (“Tuenti for iers yast weitin for a chans”)… Pues compenetrado en las melodías me puse a contemplar el paisaje, paisaje, árboles y vacas en una inmovilidad total que ante mis ojos se presenta relativa (Cosas del efecto Doppler mal aplicado a las imágenes y un poco de paye respecto de las leyes de Newton que no vienen mucho al caso. Digamos que los árboles desde arriba del bus parecieran ser los que se mueven y no uno…).
Lo curioso es lo que la influencia de una serie de factores tales como la paisajística , el falso anonimato que generan los lentes de sol, un bus casi vacío, el hecho de que una de mis labores llegase a término y el clima ideal que se vivía en el momento (Si, éste es mi clima ideal, gris pero agradable, con promesas de una lluvia benevolente y vivificante.) le hacen a un ser humano. Pero me estoy adelantando, ¿en qué iba? A, sí, Alice se había ido y el muchacho se acostumbraba a vivir sin ella o se mataba.
Se fue el segundo y llegó el tercero, “Lemon Tree” de Fool’s Garden (“Ai guander jao, ai guander juay”). A esas altura yo ya tamborileaba en el posabrazos, zapateaba la melodía, sacudía los hombros, tarareaba un poco y me imaginaba sentado bajo el limonero… Entonces arranca un nuevo tema, uno de esos que uno no se ve venir y que sin embargo no dejaron de marcar época…
Bolero falaz” de Aterciopelados, y yo que estaba acelerado, ansioso y expectante me pongo a cantar a viva voz “Malo si sí, malo si no, ni preguntes. Yo ya no soy yo, fuera de mi es que me tienes… Que si vengo que no voy…” Pausa… Maldita pausa que me devuelve a la realidad, me veo casi de pie y descubro con horror que estaba al borde del ridículo total. Me sumerjo en el asiento, me acomodo los lentes, me suelto el pelo de modo de que me oculte más la cara y corro la cortina de la ventana. Pero eso no basta, cuando se baja el viejito del asiento de atrás me mira y dice: “La verdad que desafinas un poco, capaz que con entrenamiento… No, no creo”
Bueno, con esto los dejo, con una imagen de mi casi poseso por el demonio del bochorno y para reflexionar les pregunto: ¿Acaso no es terrible que cuando estamos inmersos en una actividad que nos distrae y nos releva de las mundanas depresiones, no pensemos? ¿O será por eso que está bueno de vez en cuando dejarse llevar por el delirio y el frenesí?

P.D.) Si, capaz que le puse un poco de color al asunto, pero en esencia se parece bastante a lo que paso ese día…

P.D. 2) * Libro de viaje es aquel que uno deja solo para cuando se traslada en el servicio colectivo, que trata de leer solo en esos momentos para generar un placer relativo en el viaje. Más si el libro es bueno.

P.D. 3) Pónganle voluntad, podía haber sido un tema peor…

P.D. 4)Si, entraba todo en un post data pero es sabido que me gusta enumerar :P

domingo, noviembre 12, 2006

Mente en blanco

Si, es cierto. No se me ocurre de que escribir, no me decido por nada, porque nada es lo que se me viene a la mente. Ojo que le pongo ganas, hasta me digo: “Dale, eres un tipo medianamente listo, algo se te tiene que ocurrir” Pero las buenas ideas son esquivas y no llegan.
Puedo concluir que las musas son quisquillosas, no van con cualquier hombre de buena voluntad que anda por ahí, uno tiene que cumplir ciertos requisitos. Hay que escribir sin faltas de ortografía, cantar bien, tener movimientos ágiles y vivaces al momento de bailar, ser carismático en el escenario, ser amado por las cámaras y tener perfil para recaudar mucho dinero. Convencer a las musas es casi como anotarse en “American Idol” y quedar en los finalistas solo para completar número, ya que todos saben que no te van a votar y va a ser el primero en irse. Es como estar en “America’s Next Top Model” y que Tyra Banks te deje para que no piensen que está en contra de los gordos, pero se las ingenia para que hagas una foto muy mala y poder borrarte porque “En realidad no es lo que buscamos” Entonces, es como estar hablando de realitys en una entrada de blog y cortarlo de golpe para que la gente no piense que sos un vejiga, si bien a esas alturas ya deben estar convencidos de eso.
Digamos que la tele simplemente no colabora, la desgraciada se asegura de dejarte sin ideas, de matar tus neuronas de a una con sus rayos catódicos, Por lo tanto, uno sin saberlo se va despidiendo de su materia gris cada vez que se ríe de un chiste soez o de un magistral chascarrillo. Y como terminamos, terminamos sin saver ler o srcivi po cupa deso. Si, es así… Vamos, tómate un minuto, reflexiona al respecto… ¿Lo hiciste frente a la PC? Bueno, despídete de otra neurona porque el monitor también lanza rayos catódicos
Y bueno, aquí estoy, bobo como antes y sin poder dejar de mirar televisión. Y como sigo sin ideas, me despido. A pasarla bien, a divertirse, a ver si la próxima vez se me ocurre algo.

sábado, noviembre 04, 2006

Paranoia

Aunque ustedes no lo crean resulta que a algunas personas les pasa que piensan demás las cosas… Facilitan una serie de razonamientos no viables y les nutren con hipótesis aún más descabelladas. De esto estaremos escribiendo-leyendo esta semana. Manténganse atentos, es importante tratar de reconocerse a uno mismo para buscar ayuda, o reconocer a un@ amig@ para realizar una divertida intervención en busca de su mejoría. Ahora que lo pienso, si te identificas como un ser paranóico invita a tus amigos a que lean sobre el tema, en “Galería” dicen que está “de más” que tus amistades cercanas te organicen una intervención con cuarenta y tres invitados (Ojo, ni más ni menos, corres el riesgo de ya no ser cool).

Los accesos de delirio de persecución suelen generarse en un principio por las situaciones más triviales, o así lo son para el ojo inexperto. Por ejemplo, dos amigos se cruzan por la calle, en veredas opuestas. Veamos lo que se dicen:

Dimitri – Hola Manrike, lindos zapatos

Manrike se sonríe, saluda cortésmente y se aleja con presteza.

Ahora analicemos lo que cruza por la mente de Mitia (Diminutivo de Dimitri).

“Bueno, este Manrike se ve que estaba apurado, raro, siempre se hace de un tiempito para charlar con los gurices de la barra. ¿Se habrá ofendido por algo? No, no creo. En realidad no dije nada extraño, ¿o si? Santo cielo (o un aforismo menos feliz), debo de haber dicho algo… Ah, ¿lo de los zapatos? Pero no era una ironía, se notaba a las leguas mi sincera admiración. ¿Admiración o anhelo? ¿Anhelo o envidia? Admiración, claro. Pero si a mi me confunde seguro a él también… Además, convengamos que podría haber elegido mejor mis palabras, sonaba a plancha el comentario. Opa, ¿Soy plancha? No, no creo… Espero que no… No, no lo soy… Pero quizás lo parezca. ¡¡¡¡NO!!!! Parezco un plancha, pensó que le iba a robar los zapatos. Pero si jamás tuve actitudes delictivas, nunca me lleve siquiera un caramelo de lo de Don Alfredo cuando el se descuidaba… Bueno, estuvo aquel episodio con las monedas de la abuela cuando yo tenía cinco años… Pero ella me las había regalado y se olvido, eso ya quedo atrás, ahora soy otra persona y él lo sabe. Lo tiene que saber. Por algo es un amigo… Va capaz que no es un amigo, capaz que no es más que un conocido. Entonces sería lógico que no se quedara a conversar, además yo nunca supe nada de su familia, bien podría ser un extraterrestre. ¿Será? Debe ser, ahora que lo pienso nunca quiso compartir su merienda en los recreos. De seguro quiere conquistar el mundo… El desgraciado quiere someternos, torturarnos, beber nuestra sangre y consumir todos los recursos limitados del planeta… Esta decidido, debo matar a Rike (Diminutivo de Manrike)”

Bien, concentrémonos en lo que en realidad pensaba el otro muchacho.

“Ahí va Mitia, mejor lo evito. Esta por descubrir lo di mi nave nodriza y el hecho de que pronto acabaremos con su raza”

Bueno, es cierto, en esta oportunidad Dimitri no se equivoca. Pero, ¿qué hay de sus otros doce amigos de la infancia que empaló en la plaza sin motivos verdaderos? Ah, ¿has visto? Es por eso que si te reconoces en el relato, como alguno de los personajes, tienes problemas. Acontece que te persigues mucho o eres un loco sin remedio que va a morir a manos de un pinta que simplemente halagaba tus zapatos.