sábado, setiembre 30, 2006

Oda a la gripe

Hoy he decidido hacer catarsis. Así como se lee, quiero contar que tengo la garganta hinchada, que me volvió la otitis y además hago un poquito de fiebre.
Por qué hago esto, lo hago porque hace unos cuantos meses que mi amiga gripe se esta quedando conmigo. La pobre es despreciada por todos así que basta que la trates bien para que no te deje en paz. Digamos que tiene alma de garrapata y que a mi me da lástima decirle que preferiría no tenerla cerca. Ojo, Gripe, si lees esto en el fondo te aprecio. Erees de fierro, se que vas a estar siempre cerca por si te necesito, pero quiero que nos demos un tiempo.
No, no llores. No eres tu, es la situación en la que nos hallamos hoy. Siento que me asfixia, que no tengo espacio para ser yo mismo.
Analiza el bien que me haces dejándome ir, y el que yo le hago al mundo al decirte esto. Tus capacidades se ven mermadas, eres una luminaria en el cielo y a mi lado no puedes arder con intensidad.
Son miles las formas en las que podrías evolucionar sin mí, no tendrías límites. Piénsalo, te vas a dar cuenta que en realidad no te sirvo como amigo, que soy yo el que sale perdiendo, que en este bendito mundo hay un húesped mejor para ti....
Ojo, yo se que algo de hipocondríaco tengo, que no me cuido mucho, que te puedo parecer muy apetecible, lo se, pero aún así creo que mereces algo mejor. Créeme cuando te digo que he de llorar tu partida, que no contare con ningún tipo de consuelo. Quizás un medicamento me ayude a salir de esto, pero tu ausencia me dejará sin fuerzas para tomarlo. Aclaremos que si me hace ver elefantitos rosa y pensar que puedo atravesar las paredes, si lo tomare, pero prometo no sentir nada.
Adiós mi querida gripe..... Simplemente adiós.

viernes, setiembre 22, 2006

Pirateando cosillas

Porque ustedes lo pedían hoy hablaré de las leyes de Murphy aplicadas a la cocina.

Si la receta dice que solo lleva huevos y azúcar.... Seguro te salteaste la parte donde te pide que le pongas harina mi viejo

Entonces, habiendo satisfecho los pedidos de los lectores firmantes como les he dado en llamar. Pasare a elaborar mi columna nueva...

La columna de hoy será dedicada a esas entidades caprichosas y ariscas que la humanidad conoce como teléfonos celulares.
Estoy seguro que a ti te ha pasado que no comprendes sus deseos en igual medida que el no comprende los tuyos. Acéptalo sin tapujos, no te voy a juzgar sino que al contrario. Te voy a decir... Bienvenido, estamos iguales.
Lo más frecuente es tratar de mandar un mensaje escrito de la forma correcta, usando tildes y signos de puntuación tales como la coma o el punto y coma. Pues si lo has hecho estas muy mal... Tu telefonito (Como le dicen con cariño las ancianas) enviará letras griegas en su lugar, ¿por qué?, pues para demostrar que es más culto que tu. Por eso... pfff
También está el hecho que si no le interesa la llamada o el mensaje de texto que recibe el señor decidirá no hacerse oír. Porque el es así, decide por ti lo que debes o no leer. Después de todo, lo compraste para organizar mejor tu vida, ¿no? Caso contrario te invito a que intentes hacerlo entender eso, descubrirás que es casi imposible hacerlo razonar.
Quizás te estés preguntando.... ¿A qué se debe el nombre de su entrada si habla de celulares? Bueno, a que como me niego a comprar un cable de quinientos pesos para intercambiar contenidos entre mi Tel y mi PC, que no se llevan para nada bien, decidí usar el USB de la cámara que encastra perfecto. Luego, me baje el programa oficial para el intercambio y todo. Pues bien, resulta que el señor ha decidido no dejarme usarlo. Si, así como lo leen. Parece que es divertido para él sacarme de quicio. En fin.... Le voy a pegar un poco para que entienda quien manda. Luego les cuento....

viernes, setiembre 15, 2006

Anexo número uno

Debido a la exigencia establecida por más del treinta por ciento de mis lectores firmantes, probablemente las únicas personas que han pasado por aquí, he decidido establecer la sección de anexos. Antes de seguir voy a establecer el hecho de que me reservo el derecho de admisión a este rincón de mi entrada y en este caso establezco las siguientes normas:
1) Si tienes un nivel de consanguinidad de nivel dos o inferior con un inmigrante español que participe activamente del proceso de transporte urbano colectivo te invito a que no sigas leyendo. Más bien exijo, pero quiero ser políticamente correcto.
2) Si llegaste desde España a Uruguay hace no muchos años, los suficientes para que tengas recuerdos difusos y los mínimos necesarios para que no hallas perdido tu acento, te pido que no sigas leyendo.
3) Si estas leyendo este último ítem, accedes inmediatamente a no demandarme por difamación ni calumnias. Este último precepto es aplicable a todo el documento actual, los anteriores y sucesivos.

Bueno, comencemos con los anexos. El del día de hoy se intitula: "Confesiones de un pasajero violentado"

Hace poco alguien me dijo que no hay transporte como el público, que allí uno aprende a reconocer las miserias y glorias de la sociedad contemporánea. Y creo que puede ser cierto, pero también es de esperar que en el proceso uno pierda poco a poco lo que le queda de cordura. Para no hacer muy extensa mi diatriva he seleccionado dos hechos que dejaran claro el cierre de mi anterior columna. El primero, acaecido en un pasado remoto y el segundo hace escasos días.
Para ser fiel al orden cronológico de los hechos he de transportarme al remoto pasado, a una tarde soleada, un jueves de finales de septiembre. Nuestro héroe tomo el ómnibus de las tres treinta que lo devolvería a su hogar luego de una ardua jornada liceal. Los días en cuestión el día cerraba con taller de arte y recreación, asignatura de estilo libre en la que era requerido el uso de materiales particulares tales como las pinturas acrilex de cerámica. Debido al carácter frágil del envase lo conveniente era no llevarlas en la mochila junto al enriquecedor material fruto de apuntes y horas de intensa dedicación al estudio. Es lógico creer que una vez en el vehículo uno se relajara sobre el asiento y revisara la integridad del cargamento. La seguridad ante todo. Es en ese momento que el señor guarda se acerca y dice: "No se os ocurra drogaros en mi coche" El inocente púber contesta... "Pero..." Entonces el hombre con voraz instinto asesino corta su alocución y grita: "Que no os droguéis mozuelo, o me haré cargo de que volváis a vuestra casa caminando. Sabed que os estaré vigilando" Si, el muchacho debió levantarse y proferir con lenguaje poco florido un saludo a la madre del señor, lanzarle el botecillo de pintura por la cabeza y volver efectivamente a su casa caminando. Pero a esa edad no se destacaba por la lucidez y rebeldía... Entonces se quedo bordo de vergüenza escuchando los comentarios horrorizados de las ancianas de adelante, las chanzas de sus amigos y el crédulo murmullo de sus compañeros de clase
Para cerrar el texto he de establecer lo que paso hace pocos días... El
ignominioso incidente referido en la columna anterior quedará en el inframundo de mi subconsciente, igual este resulta muy jugoso. Diez y media de la noche, frío infernal, ómnibus destartalado pero con una desagradable capacidad para ganar velocidad rápidamente. Necesitado de puntualidad el héroe comienza a correr hacia la parada en cuanto ve asomarse en lontananza al medio de transporte. El chofer de lejos le saluda y le indica que se apure. Animado, el joven adulto comienza a correr con frenesí para llegar con bien al sitial de espera. En eso el sonido del motor se acentúa, evidente señal de que el coche acelera, y ve pasar al conductor con una sonrisa pintada en el rostro. Demás esta decir que el coche no se detiene. Hermano!!!!!! Agradece que no pude ver la matrícula.

P.D.) Quiero reconocer que muchos otros en situaciones similares incluso se detienen a mitad de camino para que uno ascienda, pero este anciano decrépito venido de la parte poco instruida del antiguo continente ha desmerecido los esfuerzos de todos sus congéneres ante mis ojos.

P.D.2) Un saludo para aquellos que dan lo mejor de sí en lo que hacen y le ponen la mejor de las ondas.

P.D.3) Concluyo que mi blog me guarda algun resentimiento. Van cuatro entradas y aún cuando especifíque los mismos parámetros para presentación de las palabras este siempre es diferente....

viernes, setiembre 08, 2006

Honrando a una leyenda

Hace mucho tiempo que me vienen a la mente con frecuencia las únicas tautologías que rigen nuestra vida como seres humanos. Quizás el decirles tautologías genere una pequeña paradoja, pero lo real es que son lo más cercano a una que podamos concebir. Por supuesto hablo de las leyes de Murphy, de las que me considero un vivo reflejo. De los miles de mitos que nos hablan del surgir de estas verdades, yo escogí el siguiente (Espero que sepan apreciar porque)...
Dicen por ahí que hace no muchos años el profesor de una prestigiosa universidad (Ubicada en el lado "avanzado" del mundo) conocido por todos como el Dr. Murphy, estaba preparando un experimento que elevaría tanto el prestigio de la institución como el suyo. Años de estudio lo habían llevado a ese momento en que todas sus hipótesis serían confirmadas. El hombre reunió a todos sus colegas y alumnos y cerro el discurso previo con la celebre frase "No teman, nada puede fallar". Cinco minutos después, tras el trágico accidente que le privara de su mano derecha, en la parte trasera de una ambulancia recitó la frase que en realidad le pasaría a la posteridad... "Debí haberlo previsto, si nada podía fallar se infería válidamente que algo lo haría" Por eso, por ser un gran hombre en este momento le dedico unas líneas de silencio...


Ahora bien, apliquemos las leyes de Murphy a una situación de nuestro contexto...
1) Si estas harto de salir quince minutos antes para espera el ómnibus que se atrasa diez y por ello decides salir sobre la hora, entonces habrás de perderlo.
2) Si llega a darse el que no lo pierdas, será porque viene con un atraso de veinte minutos.
3) Si parece que a pesar de tener un atraso agregado de diez minutos igual llegarás a tiempo, el señor chofer tendrá que para a hacer una diligencia impostergable, por ejemplo, jugar a la quiniela
4) Si aún puedes llegar a tiempo a tu compromiso, el beodo del primer asiento comenzará a gritarle al conductor por su impertinencia. Perderán varios minutos hasta que el oficial del fondo se decida a intervenir y bajar al molesto hombrecillo.
5) Si conservas alguna esperanza, mira bien tu reloj. Es seguro que se ha roto o te lo han robado.
A estas alturas habrás descubierto el verdadero motivo de mi comentario de esta semana... Es un "cálido" saludo para nuestros "amigos" chóferes de ómnibus que nos causan las delicias de cada día. A ti, gallego de cutcsa, quiero decirte que cuando me recupere de mi ataque de gastritis seguro conseguiré tu nombre...

viernes, setiembre 01, 2006

A un paso de la triste senectud

Calculo que ha estas alturas ya te ha pasado que sales un día con tu madre a un lugar en el que ella es habitué, y que te encuentres con una persona entrada en años. Si, hablo de la amiga adorable que te mira con añoranza y no se contiene de decir "¿Éste es el bebé?" A lo que con dulzura tiene que responder la figura maternal en cuestión... "Si, es éste" Acotando por supuesto algún dato sobresaliente de lo que hallas hecho en tu vida, y cerrando con una referencia a tu edad. La anciana (Permítanme tomarme la libertad de decir que es una señora entrada en años) seguro que completa la situación con "¿.... años tiene ya? Como pasa el tiempo. Pensar que yo lo tuve en brazos" (Ojo, hay variantes pintorescas como "Pensar que yo lo vi nacer" o "Si parece que fue ayer cuando le andabas cambiando los pañales")
En fin, incluso se hará referencia a alguna de esas cosas bochornosas que hacíamos de infantes, esas que nuestra inconsciencia nos promovía a realizar en público. Tengo una teoría de que lo infame de la situación es directamente proporcional a la cantidad de espectadores que buscamos, pero me cuesta demostrar que para ese entonces pudiéramos manejar algo tan complejo como una regla de tres... No desvarió más. La cuestión es que esto te debe haber pasado o que por lo menos a mi me pasa con frecuencia.
Pero mi entrada no apunta a esto, porque lo más probable es que alguno de tus mil conocidos ya lo haya contado, que recalcara este hecho de manera jocosa o lo cerrara con una conclusión disparatada. Avise que no suele ser muy original. El motivo de mi congoja es que a estas alturas de mi vida me he convertido en el equivalente masculino de esa señora. ¿Por qué?, bueno, me gustaría hacer responsable al primer agente externo que se me venga a la mente, pero no es posible. Los únicos responsables son el maligno universo en el que vivimos y mi desafortunada buena memoria. El otro día voy a la farmacia y me atiende la hija de la dueña (dieciséis o diecisiete años) y le pregunto a su madre... "¿Esta es Fulanita?" "Claro, ya tiene.... añitos" "Que increíble, pensar que yo venía con la abuela y tu la tenías en brazos. ¿Te acuerdas cuando le hizo provechito en la cara a la señora de la carnicería? La mujer no lo podía creer" Y cuando vi la mirada exasperada de la criatura me dije... Hermano, sos oficialmente un viejo. Lo empecé a dudar cuando los niños en el ómnibus me cedían el asiento o me llamaban señor, pero esto me lo confirma. Bienvenida triste senectud, adiós juventud desenfrenada.

Dedicado a mis dos lectoras firmantes y a todos mis amigos imaginarios